jueves, 6 de enero de 2011

"Las analfabetas"

En "Las analfabetas" (http://www.santiagoamil.cl/es/?p=3846), una mujer de mediana edad y analfabeta - Ximena - contrata a una profesora de Lenguaje y Comunicación - Jaqueline - para que le lea el diario. El conflicto entre ambas se instala cuando la profesora, que no estudió para leer diarios sino para enseñar a leer y escribir, se resiste a la tarea mínima que su "cliente" le solicita e intenta transformarla en "alumna". Más urgente se vuelve su deseo de enseñar cuando está en juego también que Ximena pueda leer la carta que su padre le dejó al abandonar el hogar cuando ella era una niña.
El conflicto entre el deseo de enseñar de la profesora y la resistencia de la analfabeta se sostiene en una lazo de afecto ya constituido. Lazo que - como toda relación humana - viene acompañado de disputa. La profesora por momentos asume un rol paternalista al que Ximena inteligentemente rechaza. Ximena en ocasiones expresa su frustración con agresividad verbal... Ximena habla siempre desde el lugar de quien ya no espera nada. Una de las frases iniciales del personaje es "De tanto creerse una ciega, empieza a ver todo borroso". Resignación, por una parte, y humor satírico, por otra, hacen del personaje de Ximena una analfabeta en términos de lectura y escritura, pero a la vez, un personaje sabio, que puede reírse del sinsentido, que puede mostrar su saber respecto de la vida y sus miserias.
A Ximena le mataron una hermana. La hermana de Ximena era lesbiana. 
Ximena sabe de las miserias de una vida en la pobreza y en el margen: fue al colegio, nunca aprendió a leer, pero nadie se dio cuenta. Ximena no quiere que la traten como burra. Ximena odia la palabra "analfabeta". Y cuando en una discusión, Jacqueline la denomina de ese modo, Ximena la cachetea con toda la fuerza de quien resiste ser tratada como menos y con toda la frustración de quien así se siente.
Ahora, Ximena sí sabe bailar... lo disfruta, y a esto volveremos.
Jacqueline es un personaje que inicialmente se muestra chato. Es la maestrita buena, dulce, simpática, pura confianza en la iluminación del saber, en la "verdad" que solo los "libros" dicen - haciéndole un comentario sobre cómo una sombra en la luna presagia que algo malo ocurrirá, y ante la desconfianza de Jacqueline frente a un "saber popular o folclórico", Ximena se burla de ella diciéndole: "Te lo voy a escribir en un libro, para que me creas".
Jacqueline confía en el progreso y el progreso por el saber. Estudió y quiere ejercer. Quiere enseñar. Mira a Ximena como una niña a quien enseñar, pero Ximena se escapa constante y violentamente de ese lugar. Para Jacqueline hay que saber leer y escribir, porque "así es como debe ser". Pero Jacqueline es débil frente a la fuerza de una mujer curtida por los años y la miseria, por una hermana y madres muertas, por un padre que la abandonó.
Ximena desafía... quiere que le lean, se resiste a aprender. Desafía la utilidad del leer y escribir (aunque en el fondo sufre su "no saber"). Jacqueline argumenta y recontraargumenta para vencer la resistencia de Ximena. Pero cuando logra disponerla a aprender, la trata como una nenita y Ximena reacciona.
En medio del tire y afloje, del conflicto entre querer saber y no, querer enseñar a toda costa, las mujeres hablan de otras cosas, fortalecen una "amistad", se quieren.
Entre muchas de las estrategias dilatorias de Ximena para no tener que sentarse a ser enseñada, pone música, baila y exhorta a Jacqueline a bailar. Jacqueline "no sabe bailar", dice que no sabe, se sonroja, se siente intimidada... y Ximena sigue bailando y la tienta. "Vamos, baila!". Jacqueline no sabe, no puede... no sabe y no puede, pero se tienta... y en un momento crucial de la obra, Jacqueline empieza a bailar, a bailar riéndose de que no sabe lo que hace, riéndose histéricamente, empezando a soltar el cuerpo hasta que el cuerpo se le escapa. Y baila tan ridículamente que causa gracias, se ríe ella, se ríe el público... y de pronto, de tanto haber liberado el cuerpo, se encuentra con el cuerpo de Ximena y la besa. Jacqueline besa a Ximena. La escena se detiene, al igual que la música. Y Jacqueline huye de la escena y de la casa de Ximena.
Jacqueline hace un monólogo aparte que es uno de los momentos más emotivos de la obra: habla de sueños que tuvo - habla de que nunca soñaba y ahora sí. Entre los sueños extraños, perturbadores, que relata, vuelve a lo que sí sabe - porque no sabía bailar, no sabía soñar, y ahora sí. Lo que ella sabe es que: "Una profesora es... no sé... una profesora tiene que... no sé! - con cada no sé desepera más, porque sabe que no sabe - una profesora debe ser... no sé, no sé!".
He aquí cristalizado lo que recorrió toda la obra: la ambigüedad. La dualidad de quien no sabe y quien sabe. De la analfabeta que no sabe leer ni escribir, pero sabe del sufrir, de la miseria, del maltrato, de la burla, de bailar, del dolor de la pérdida tremenda. Y de lo que sabe la profesora iluminada pero mediocre, porque sabe "de los libros", porque solo cree lo que allí lee, porque cree que las cosas (y las personas) "son", "tienen que", "deben ser"... y de lo que no sabe, no sabe bailar, no sabe soltar su cuerpo, no sabe de su ambigüedad sexual (que claro que se resolverá compulsivamente en un profesorcito que le pedirá pololeo). Jacqueline sabe que las cosas se definen, se encierran en reglas - como las ortográficas y las de la gramática. Jacqueline sabe por imposición. Ximena es la crítica. Crítica que se le hace carne a Jacqueline cuando baila y cuando sueña, y cuando monologa y adquiere en ese momento una profundidad existencial que no tuvo en toda la obra, porque se quedaba en la superficie, la superficie de lo que aprendió, la superficie de lo que nunca cuestionó, la superficie tranquila que la salvaba de las preguntas, de las dudas, de la crítica.
El analfabetismo duele. Duele quedar afuera de la "comunicación". Le duele a Ximena porque la coloca en un afuera o un segundo lugar. Pero también le duele a Jacqueline, le duele su "analfabetismo", porque no sabe de su cuerpo y sus deseos, porque no sabe que "no sabe" mucho. Le duele a Jacqueline no saber de lo impuesto, repetitivo, coercitivo de lo que cree saber.
La obra se llama "Las" analfabetas. Creo que son dos las personas que no saben, dos las personas que tienen que aprender. Dos las personas que quedan afuera: Ximena, afuera de la comunicación normal, de la circulación del saber, de la jerarquía de los "educados". Jacqueline queda afuera de su deseo, de la libertad posible de su cuerpo, de la crítica de lo aprendido, de la posibilidad de buscar otro saber, uno propio,  uno construido desde la libertad del cuestionamiento y no desde la sumisión de la repetición.
Finalmente, Ximena y Jacqueline se sientan a leer la carta que el padre de Ximena le dejó. Ximena ahora saber leer y escribir. Toma la carta guardada por años y se dispone a leerla como huella de algún mensaje final de un padre que se fue y nunca más volvió. 
Pero la carta no es carta de despedida. La carta es una nota con un par de recomendaciones para Ximena y su hermana. La nota le dice con qué dinero sostenerse unos días hasta que él vuelva de una "pega" que le salió en otro lado. Y allí, con el rostro de Ximena combinando la sensación de absurdo y sorpresa, termina la obra.
Leer le sirvió a Ximena para saber que su padre no la abandonó, que su padre no pretendió abandonarla, que a su padre algo le pasó y no volvió. El abandono que Ximena sintió toda una vida, no fue. De nada le sirve a Ximena saber esto ahora. Ya vivió como "abandonada", como abandonada a una vida de miseria y analfabetismo. De nada le sirve a Ximena saber esto ahora. O peor aún, esto le confirma un saber a Ximena: el saber del absurdo, del sinsentido,de que no hay "fundamento" o "por qué". Esto Ximena ya lo sabía.

4 comentarios:

  1. Me encanta la lucidez que tienes al describir escenas de la obra, que me trae de vuelta las sensaciones que me dejó y la emoción con la que quedé tras verla, felicitaciones por tú blog mi china bella!

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  2. Gracias, Cris. Y animate a escribir y sumarte con tus ideas y sensaciones. Me encantaría que construyamos entre todo un registro del placer sensorial e intelectual de nuestro teatro compartido... espero tu escritura también, amigo.

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