domingo, 2 de enero de 2011

Hechos consumados - o de por qué escribir a partir de los días de teatro de Santiago a Mil

Este blog se propone transmitir por medio de la escritura el efecto - por no decidir si se trata de una "experiencia", una "vivencia", una "sensación" - de una serie de obras de teatro que compartiremos con amigos, ofrecidas a través de "Santiago a Mil" (para que conozcan el evento, Cf. http://www.santiagoamil.cl).


Mi interés no es constituirme en una crítica de teatro, dada la certeza de que carezco de las capacidades necesarias para tal tarea. Menos aún me motiva hacer balances calculadores de lo que estuvo "bien" o lo que estuvo "mal", de las logradas o no actuaciones, de los textos interesantes o mediocres. Y menos que menos habrá aquí recomendaciones a favor o en contra (más aún, se dirá lo bueno y estimable, o no se dirá nada). Sin querer sonar pretenciosa, nos situaremos más allá del bien y del mal. Probablemente en ese terreno diverso de lo placentero y lo inspirador. En síntesis, y mejor aún, se trata de otra cosa: de arrojar al espacio virtual - por el puro placer de revolear lo que sea, sobre todo palabras - el efecto, complejo en su naturaleza emocional, hedonista, filosófica, de transitar las piezas teatrales del festival mencionado.


La obra que originalmente impulsa esta escritura corresponde en realidad al festival del año pasado. Fue "Hechos consumados", de Juan Radrigán (http://www.memoriachilena.cl/temas/index.asp?id_ut=juanradriganrojas,1937-), obra que da por tanto su nombre al blog. Tan intensa, tan movilizadora, tan existencialista, tan tremenda fue, que tuve - no hubo opción - que salir corriendo por las calles de Santiago a buscar el texto, para releerlo pronto y tratar de revivir todo eso de nuevo... y de pensarlo, pensarlo a fondo. "Somos hechos consumados" es la frase de uno de los protagonistas donde se resume maravillosamente la nihilidad de la existencia patentizada en la marginalidad, el hambre, la explotación, el exilio, la muerte absurda. Tengo el texto en mi mesita de luz... cuando puedo, vuelvo a él. Para volver a lo que provocó, para seguir tirando del hilo de su riqueza filosófica... 


Ahora, buscando repetir - en la repetición siempre diferente, claro - esa conmoción de ideas estéticas, éticas, políticas y existenciales - ideas encarnadas porque se piensan también en el cuerpo, en un placer que es de la carne y de la mente, de todos lados - me preparo para comenzar mañana un nuevo ciclo de teatro. Teatro y amigos (teatro disfrutado y compartido con amigos), y la predisposición al placer que se niega con frecuencia y estupidez en la rutina y que los períodos vacacionales habilitan. 


A pensar y disfrutar entonces, una y la otra cosa, las dos cosas juntas, en su vitalísima mezcla.

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